Llegué al texto de Fernando Ampuero de carambola. Sandra Gaitán me regaló para Navidad “Cambio de Palabras”, la reciente publicación de César Hildebrandt con sus mejores entrevistas. Pero como acababa de revisar un material de Hildebrandt en “Poder Mediático” –una compilación de ponencias sobre periodismo, dominación y política–, opté por buscar algo más ligero. “¡El Enano!”, pensé de inmediato, recordando que no había leído ese libro en los días de su lanzamiento.
“¿A cómo tu Enano?”, le pregunté a un librero de Quilca, que se castigaba con un arroz chaufa. “Tengo el original a 25 soles y la edición popular a
Me di una vuelta por los demás corredores, donde se vende de todo: polos con estampados góticos, minis de licra, casacas camufladas y con incrustaciones, gorras, botas negras de plataforma alta y una variedad de aditamentos para lucir punk, underground o metalero, según las preferencias del comprador. Y al cabo de un rato, volví al ataque, esta vez sobre un librero con aire de provinciano: “¿A cómo tu Enano?”.
-- Está a dieciocho, pero a ti te lo dejo a doce porque me has caído bien –, el patita daba señales de que estaba urgido por un cliente que le costeara el menú.
-- Pero, ¿es original o copia?
-- Original, hermanito, yo no vendo piratería. Mira, cuando se arma una línea acá, es original--, dijo, señalando una arruga leve a un centímetro del lomo.
-- Entonces, ¿es de segunda?
-- Es de segunda, pues, brother, pero te vas a enterar por qué se odian tanto estos dos compadres.
-- Déjamelo a diez, pues--, agregué, calculando que si necesitaba para el rancho, igual aceptaría el verde billete.
-- Ni hablar, hermano, trece es su precio, bien pagado.
-- Oye, ¿no me dijiste doce?
-- Pucha que eres abusivo, compadre. Ya, llévatelo, llévatelo antes de que me arrepienta.
Saqué mis doce soles y me fui con mi enanito bajo el brazo. Lo leí en dos patadas. La contratapa dice que la crónica es, por momentos, salvajemente divertida. La verdad, a mí solo consiguió hacerme sonreír casi sobre el pitazo final, cuando Ampuero cuenta que se encontró con “Hache” por pura casualidad, frente a la luz roja de un semáforo en Miraflores. A quien quiera leer “El Enano”, se lo remato a diez soles, bien pagado.
El problema del libro es que carece de la suficiente objetividad para ser creíble.
ResponderEliminar¿Ampuero, noble y valiente;
Hildebrandt cobarde y tonto? ver para creer.
De los dos, ya sabemos quien se ha jugado el pellejo denunciando barbaridades y a quien lo han botado como un dog de El Comercio.
Ambos tienen sus anticuchos feos, pero la mayoría sabe quien es el mejor.
TAMARE... toy que busco arto esta obra en pdf en san google y nada caray. Nuevamente me voy a dormir sin leer nada y peor aun si ubicar este pendejete libro. Piratiadito nomas pues, que soy lector misio. jajaja!!
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