Una vez más, las matemáticas pueden ayudarnos a visualizar la dimensión del problema: 12 mil casos al año equivalen a mil por mes; a 33 por día y a 1.38 nuevos casos por hora. Cuando termine de escribir este post, al menos una persona recibirá la demoledora noticia: “Tienes cáncer”.
Los médicos del INEN y su director, el ex ministro Carlos Vallejos, se esmeran en promover campañas de información. “El cáncer no se cura, pero puede prevenirse”, es su lema de batalla. Por ahora, solo piden más presupuesto para descentralizar su instituto y abrir filiales en Junín y Loreto.
¿Por qué son importantes las sedes regionales? Primero, porque el cáncer ya alcanzó niveles de pandemia y no hace distinción entre capital y provincia, ni entre zona rural y sector urbano. Y segundo, porque el traslado de los enfermos a Lima eleva los costos de un tratamiento de por sí sumamente caro.
Además, el soporte de la familia suele jugar un papel clave en la recuperación de los pacientes. Transitar el post operatorio después de una gastrectomía total es una cosa cuando tienes a tu esposo y tus hijos al lado; y es otra completamente diferente si sólo te atiende un técnico en enfermería cada cuatro horas.

Para quien debe enfrentarse al cáncer, las palabras más difíciles de escuchar en la boca de un médico son seis: “Ya no hay nada que hacer”. Las más alentadoras, en cambio, son tres: “Vas a curarte”. Si en la ruleta oncológica te toca esta segunda opción, dale gracias a Dios y pon todo de tu parte.
Sin embargo, no es buena idea dejar las cosas en manos de la suerte. Si tienes brevete, sabes que lo mejor es manejar a la defensiva para evitar accidentes. Del mismo modo, en el terreno de la salud, lo mejor es asumir estilos de vida sana. La información está disponible por todas partes.
El doctor Vallejos propone que se fije en 60% el impuesto a los cigarrillos, lo cual encarecería el tabaco pero difícilmente frenaría su consumo. Y es que en la lógica de algunos fumadores, quienes no nacieron con genes cancerígenos no desarrollarán la enfermedad ni aunque se fumaran un container repleto de puros.
Cuatro años y cuatro meses después de mi propio diagnóstico, lo único que puedo recomendar a mis amigos es que se hagan un chequeo periódico. Las molestias de un control oportuno son nada en comparación con las penurias de un caso perdido.
Acompaño este post con la foto de unos plátanos sembrados en el sétimo piso de un edificio en el corazón de Miraflores. En principio, se me ocurrió que el ocupante de ese departamento sería un estrafalario amante de las plantas. Ahora, le otorgo el beneficio de la duda y pienso que quizás se trate de alguien que solo espera respirar un poquito más de oxígeno, en una ciudad invadida por el smog y el caos.
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