miércoles, 15 de abril de 2009

Julio y yo: las siete diferencias



Estas dos fotografías, que a simple vista parecen concebidas con el mismo propósito, esconden siete diferencias. Por razones obvias, no vayan directo a lo evidente: Julio tiene hoy más de setenta años, yo apenas rozo los cuarenta; el divo está solo, yo estoy rodeado de mis amigos; su cabello es ondeado, el mío luce más lacio que de costumbre; Julio está con las manos vacías, yo tengo una apetitosa “chela” heladita; el cantante posó con terno y corbata, yo tengo la camisa negra --como la de Juanes--; para Julio, la foto es parte de su trabajo, para mí,es solo sacarle el jugo a la vida.

Me van a disculpar pero el estilo de sentarnos es el mismo; no por casualidad los dos tenemos la pierna derecha cruzada sobre la rodilla izquierda; los pantalones son igualitos; y las sillas, salvo el color, son súper parecidas. La sensación de control que transmitimos los dos es idéntica. Y, por si fuera poco, los dos tenemos la misma suerte en los asuntos del corazón. Como decía “Pelo” Madueño cuando cantaba en “La Liga del Sueño”, apuntando con sus maracas al público reunido en el Sargento Pimienta: ¡Suerte en el dinero, suerte en el amor!

Mi amigo Carlos, el que aparece detrás, levantando una caja de cervezas, fue operado hace poco más de medio año. Le encontraron una neoplasia maligna y tuvieron que extirparle casi dos metros de intestino. Él es médico y no hay manera de dorarle la píldora. Sabe lo que tiene y, con cierta dosis de idealismo, sabe también que buena parte de su recuperación depende de él. De mi experiencia en estos cuatros años como paciente oncológico, lo único que puedo decirle es esto: “Carlos, para adelante, no mires hacia atrás ni un segundo, tú sigue adelante”.

¿Qué más les puedo decir? Muchachos, muchachas, háganse un control oncológico por lo menos una vez al año. Aquellos que fuman, paren la mano con el tabaco; aquellos que comen ají hasta por gusto, paren la mano con el picante. Y tomen un seguro privado. Aun cuando la atención de los médicos en el Seguro Social es de primera, allí nadie los salva de las colas inmensas para los análisis de sangre, para los rayos X, para las tomografías, para las aspiradas de médula ósea. El Oncosalud está alrededor de 250 soles al año. Páguenlo con la “grati” de diciembre. Vivirán más tranquilos, lo cual --de pasadita-- reduce el riesgo de cáncer.

Para terminar, el que encuentre las siete diferencias, puede reclamar su premio enviando un mensaje de texto con la palabra “Julio y yo” al RPM (*) 24-44-39. Suerte.

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